Barreras idiomáticas

Idiomas y cultura

Los idiomas son mucho más que sistemas de comunicación. Son vehículos que transmiten la cultura, la historia y las peculiaridades de una sociedad. En este artículo, vamos a explorar las complejidades del alemán y el castellano, centrándonos en las dificultades que presentan y en las características únicas que definen a cada idioma. Como dice la publicidad del CUI, para aprender la cultura de un lugar, tenes que saber su idioma.

El alemán es conocido por ser un idioma altamente estructurado, con una gramática precisa y reglas bien definidas. Muchas de sus palabras se componen de otras, haciendose un tren cuasi-incomprensible de letras. Una de las mayores dificultades del alemán radica en sus casos gramaticales y desinencias para cada artículo. Con tres casos diferentes y cuatro tipos de artículos, dominar doce desinencias similares entre sí es complicada para el que no es hablante nativo. Además, el alemán presenta la peculiaridad de que algunos verbos prefijados se dividen y el prefijo se coloca al final de la oración, lo que puede resultar confuso para los que no están familiarizados con esta característica. Cuando comencé a estudiar alemán me pasaba que me costaba ir entendiendo una frase para que le agreguen un nicht antes del final y nieguen todo lo anterior.

Esto me trajo a pensar que el castellano también tiene sus propias complicaciones, principalmente para los hablantes no-nativos. Una de las particularidades más interesantes es el uso del sujeto tácito. En muchas ocasiones, el sujeto de una oración no se expresa explícitamente, sino que se infiere por el contexto. Por ejemplo, en las frases "El vaso está sobre la mesa. Está lleno de agua", es natural para los hablantes del castellano asumir que el verbo "está" se refiere al vaso, ya que es el sustantivo más cercano en la oración anterior. Sin embargo, para aquellos que no han crecido con el castellano, esta construcción puede resultar desconcertante y puede requerir una mayor clarificación. Sin ir más lejos, los demás idiomas que conozco le agregan un sujeto, aunque sea impropio, para señalar, (por ejemplo, it).

El idioma no solo es una herramienta de comunicación, sino que también refleja la forma de pensar y de percibir el mundo de una determinada cultura. Las características únicas del alemán y del castellano están profundamente arraigadas en las respectivas culturas de los países donde se hablan. Estas particularidades gramaticales y lingüísticas a menudo tienen un impacto en la forma en que se desarrollan las sociedades y en cómo se comunican entre sí.

Sería interesante obtener la perspectiva de aquellos que han aprendido el castellano como segundo idioma. Me gustaría preguntarles sobre su experiencia y ver qué complejidades que pueden no ser evidentes para los hablantes nativos existen.

¿Se acuerdan cuando la 'LL' y la 'CH' eran consideradas letras? Como cuando Plutón era un planeta.